Zoila Díaz Bencomo
Hay un estilo parecido entre los escritores de la llamada «Generación X» en España, pero acuñar el término «Realismo Sucio» como una asimilación es un atrevimiento.
Después de leer la última novela de Ray Loriga Sábado, domingo, (Alfaguara, 2019) me he quedado reflexionando sobre qué tienen de cierto algunas etiquetas que lo acompañan a él y a otros escritores de su generación relacionadas con la representación del «Realismo Sucio» en España. En el caso de Loriga creo que se lleva el primer premio al etiquetado más variopinto: uno de los representantes españoles del «Realismo Sucio» español, escritor de la generación X, la estrella de rock de las letras españolas, el chico malo de la literatura española… Sus primeras novelas, Lo peor de todo o Héroes, son las responsables.
Pero ¿existe un «Realismo sucio» en España?
La sociedad occidental es experta en crear etiquetas para casi todo aquello que pueda marcarse. El mundo de la literatura no iba a ser menos. A partir del siglo XX la cantidad de ‘etiquetas literarias’ para grupos de escritores en alza se ha multiplicado. Es común que en España (y en otros países) se decida copiar los nombres de las tendencias literarias ya establecidas en otras partes del mundo (sobre todo en Estados Unidos), no sé si por una mera cuestión de marketing o por el simple gusto de adaptar lo foráneo como algo valioso (creo, sinceramente, que en esto somos expertos).
Bukowski su máximo exponente
En la mitad del siglo XX en Estados Unidos surgió una ¿nueva? forma de escritura que se centraba en la concreción en las formas, las pocas descripciones… una nueva vía dentro del llamado minimalismo literario habitado por personajes marginales llamado «Realismo Sucio». Una exposición de realidad en su versión más dura. Carver, Palahniuk, Fante… son algunos de sus representantes y destacan a Bukowski como su máximo exponente.
Y… ¡voilà! En la historia reciente de la literatura española se acuñó el término «Realismo Sucio» a parte de los escritores de la denominada generación X (otra etiqueta), aquellos nacidos entre los 60 y los 80. Literatura que responde a la mítica tríada de la canción de Ian Dury: Sexo, drogas y rock and roll.
En España meten dentro de este saco a escritores, entre otros, como José Ángel Mañas (con su Historias del Kronen que, por cierto, acaba de ganar hace unos días el premio de novela Ateneo de Sevilla con la secuela titulada La última juerga), Francisco Casavellas, Ray Loriga…
«Sexo, drogas y rock and roll» es rozar la cáscara del huevo
El propio Ray Loriga, el más etiquetado sin duda, reniega de la existencia de un «Realismo Sucio» en España. Los condicionantes sociales externos a los escritores norteamericanos de esa época nada tienen que ver nada con nuestra sociedad de los noventa. Quien haya leído a Loriga convendrá conmigo en que no tiene una novela igual a otra. Así que reducirlo a «sexo, drogas y rock and roll» es quedarse rozando la cáscara del huevo.
Yo estoy de acuerdo en que hay un estilo parecido entre esos escritores de la llamada «Generación X» en España (sobre todo, en sus primeras novelas), pero acuñar el término «Realismo Sucio» como una asimilación es, cuanto menos, un atrevimiento.