«Un corrector de estilo no solo mejora tu texto, te hace mejor periodista»
Si se están diluyendo las fronteras entre lo escrito y lo oral, habrá que cuidar cualquier forma en la que se manifieste el lenguaje, con independencia del formato.
Fragmento de la entrevista realizada a Javier Lascurain Sánchez (Fundéu).
Artículo de Esther Vargas. Publicado el 06 de marzo del 2016 por Ver artículo
¿Por qué un medio necesita de los correctores de estilo?
– El peor corrector de un texto es su propio autor. Uno lee lo que cree haber escrito y no lo que realmente ha escrito. Es verdad que hay herramientas tecnológicas que reemplazan una parte de este trabajo; pero todavía no suplen –y no sé si pasará– la labor de un ojo entrenado, atento y experto en la lectura de un texto. No se trata de detectar una coma mal puesta o una tilde innecesaria. Un corrector de estilo ve la incongruencia del contenido.
Me temo que también tenemos ese tipo de correctores que solo verifican si se puso mal la coma…
– Los hay. La figura del corrector como la entendemos nosotros es la de un editor de estilo. Es un profesional experto que no se limita a una corrección ortográfica o lingüística. Un corrector o editor de estilo no solo mejora tu texto, te hace mejor periodista. Es capaz de llamarte por teléfono y decirte que la idea del cuarto párrafo no se comprende o no está bien explicada. Te enciende una luz. Pero para eso debe ser un experto, un profesional con muchas horas de vuelo.
¿Debe ser periodista o lingüista?
– En EFE tenemos periodistas con un gran conocimiento lingüístico. Se puede jugar con los dos perfiles profesionales, y si tiene los dos, mucho mejor.
"En los tiempos de internet"
La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) recomienda y no impone. Javier Lascurain Sánchez aclara que intentan ayudar al periodista y a las personas interesadas en encontrar la norma de la RAE, recordar que existe o interpretarla. Pero siempre desde el punto de vista del consejo, la Fundéu está presente desde Twitter, Facebook y la web. “El español de internet es el mismo que el español fuera de internet”, se lee en el Manual de Español Urgente que acaba de editar la Fundéu.
Se dice que Internet ha destruido el lenguaje. ¿Qué opinas?
– Yo no soy nada catastrofista. Hay una tendencia a decir que internet y este —no tan nuevo— mundo digital van a acabar con el idioma, pero creo que no está justificada la afirmación. El idioma se ha enfrentado a retos a lo largo de su historia y los ha ido superando. Hay gente a la que le parece peligroso que los chavales escriban «pq» en lugar de «porque» en WhatsApp. Yo creo que en un contexto privado de un wasap eso no tiene trascendencia. Hay que explicar a los chavales que eso está bien en lo privado, pero fuera de ello, en el registro formal, deben escribir bien. Hay riesgos; sin embargo, también hay que ver las oportunidades. ¿Cuándo en la historia de la humanidad ha habido tantos millones de personas escribiendo de manera pública? Hace 15 años solo lo hacíamos los periodistas, escritores y profesores. Antes era un porcentaje ridículo de la población. Hoy es un porcentaje altísimo, a través de las redes sociales. Es una oportunidad para que la gente se interese en el buen uso del idioma. Escribir bien es una parte de su reputación.
¿La presencia de emoticonos o emojis en un texto altera el lenguaje?
– Se irán incorporando posiblemente. La relación entre eso y la lengua formal está por verse. Se están diluyendo las fronteras entre lo escrito y lo oral. Antes se usaba un registro de lenguaje escrito en una carta en papel. Hoy, al escribir un correo electrónico –el equivalente a la carta–, tendemos mucho a la oralidad. A veces, nos hacen faltan muletas que nos ayuden a apoyarnos para expresar ciertos sentimientos. Los emoticonos son un invento fantástico, pero todavía está por estudiarse su relación con la lengua formal.