Cuando decidimos centrar nuestros esfuerzos en crear un proyecto que visibilizara los efectos negativos del edadismo, comenzamos por analizar hasta qué punto —aunque fuera inconscientemente— teníamos actitudes discriminatorias motivadas por la edad, hacia los demás y hacia nosotras mismas. Descubrimos con sorpresa que también albergábamos prejuicios, sobre todo, al hablar de las formas en que debemos comunicarnos las personas a medida que vamos cumpliendo años. Nos dimos cuenta de que esos pensamientos no eran espontáneos, estaban en nosotras por herencia.
Sin oportunidades por no ser jóvenes
Debatimos sobre las limitaciones y efectos que esas creencias causan en la sociedad, y comprobamos que muchas personas que pierden su empleo alrededor de los cincuenta años difícilmente vuelven al mercado laboral, y no por falta de preparación o experiencia, puesto que esas cualidades las tienen de sobra, sino por algo tan ilógico como la edad. A pesar de estar aún en esa franja de vida en la que tienen el derecho y el deber de trabajar, muy lejos de poderse jubilar, no se les concede oportunidades por no ser «jóvenes».
La precaridad que provoca el edadismo
Según un informe de Naciones Unidas se calcula que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas, lo que empobrece la salud física y mental, reduce la calidad de vida, y cuesta cada año miles de millones de euros y dólares a la sociedad. El 62% de las personas desempleadas en España es mayor de cincuenta y cinco años, son paradas de larga duración y la mayoría, mujeres. El 75% cree que ya no volverá al mercado laboral (Fundación ADECCO).
Entre los estereotipos, prejuicios y actitudes discriminatorias contra las personas mayores de cincuenta años está pensar que no tienen estudios universitarios, que no hablan idiomas, que no manejan las herramientas tecnológicas complejas… La edad es un condicionante para todos, pero en la mujer es una losa más pesada: menos fértiles, menos válidas.
En la sociedad imperan los valores ligados a la juventud, valores que se consideran necesarios en la esfera laboral. Por tanto, las personas desempleadas con edades que superan esa etapa, o que son jubiladas, pierden el reconocimiento y el estatus social, quedando aisladas, sin oportunidades y, muchas veces, sin ingresos suficientes. Pierden contactos y aumenta su estrés emocional, excluidos hasta de la formación por ser mayores, u obligados a acceder a una formación adaptada. Esta precariedad a la que se llega solo por envejecer, además de injusta no se sostiene, porque se basa en premisas falsas, las que construye el edadismo.
La edad no marca quién eres
Por eso, analizamos en cómo atenta esta discriminación a la hora de crear y concebir cultura, y observamos que las personas con más de cincuenta años, que se inician en el aprendizaje de cualquier disciplina artística, lo hacen más por entretenerse que por convertirse en creadores. Incluso, si llegan a concluir su obra y deciden mostrarla, el reconocimiento está más en superar una barrera —ya que el talento y la habilidad artística se asume como desgastado o perdido— y no tanto por el valor estético de su obra.
Hacia un reconocimiento del problema
Estas conclusiones nos animaron a diseñar un proyecto orientado a la creación artística y a la comunicación, donde las protagonistas fueran las personas participantes —en especial, las del colectivo de mayores de cuarenta y cinco años—, y las actividades estuvieran dirigidas por profesionales que enfocaran sus intervenciones hacia un reconocimiento del problema.
Con el proyecto ComunicArte: Comunicación y Arte para la prevención del edadismo hemos querido demostrar que las premisas del edadismo son falsas:
- La edad no marca quién eres
- La edad no decide tu forma de vestir
- La edad no impide crear arte
- La edad no establece tu forma de comunicarte
- La edad no dictamina tu comportamiento
- La edad no justifica la exclusión de reconocimiento
- La vejez no es una enfermedad
- La vejez no es un problema
- No hay un estado de salud adecuado a la edad
- La edad no debe restringir tus opciones laborales
- La edad no determina en qué debes emplear tu tiempo
- La edad no es una barrera para la relación intergeneracional
Cinco dardos contra el edadismo
El edadismo fomenta los prejuicios y restringe la igualdad de oportunidades, apartando a las personas por el simple hecho de su edad. Por eso, ComunicArte es un proyecto orientado a sensibilizar sobre el edadismo a través del arte y la comunicación, destinado a los vecinos y vecinas de dos pequeños barrios de municipios de Tenerife, ubicados en el norte y sur de la isla: Las Dehesas (Puerto de la Cruz) y Araya (Candelaria), con la intención de dinamizar espacios públicos o privados, generalmente vacíos o con escasa actividad cultural.
Actividades de ComunicArte
Las actividades que se han desarrollado en los dos municipios son las siguientes:
- La edad de las letras. Taller de creación literaria. Poesía popular
- La escritura transparente. Técnicas para escribir con claridad
- Técnicas para hablar en público
- Piel de tambor. Introducción a la percusión
- Danza +45. Introducción a la danza contemporánea y terapéutica
La edad de las letras
Con una media de veinte asistentes por actividad, se consideró posible realizar el libro LA EDAD DE LAS LETRAS, animando a participar en él con un texto —literario o no—, que recogiera la experiencia, recuerdos, reflexiones o pensamientos generados en el transcurso o término, de cualquiera de las actividades. Esos textos pueden leerse pinchando en el enlace.
Gracias
Cada una de las personas que participaron en las actividades de este proyecto, nos dejaron mucho más que sus letras. Entre todos creamos un ecosistema propicio para que floreciera la creatividad, el arte, la cordialidad y la salud emocional, demostrando que las barreras que levanta el edadismo se esfuman como el humo en cuanto le plantamos cara.